Una de las claves para la mejora de nuestro rendimiento es el ahorro energético. Es decir, consumir la menor energía posible durante un esfuerzo determinado.
En distancias a partir de los 30km, es fundamental saber regular el gasto energético.
¿Cómo puedes trabajarlo?
Volumen: sumar kilómetros. No quiere decir que hagamos en todos los entrenos la distancia de la prueba o nos volvamos locos acumulando. Pero la tirada larga de la semana debería ser entre el 60-70% de la distancia de la prueba que estamos preparando. Por ejemplo: 25-30km si preparamos una maratón.
Importante: la estructura de la semana de entreno debe ir adaptada a un plan específico donde esta tirada larga tenga sentido y sea complemento del resto de sesiones.
Ritmo de carrera: es la parte más estratégica de nuestro entrenamiento. Debemos saber a que ritmo podemos correr para no gastar demasiado. Para ello debemos entrenarlo para definir como enfocaremos la distancia de competición.
Desnivel: otro factor clave, entrenar el desnivel (tanto + como -) es primordial para ser eficiente cuando lleguen las subidas y las bajadas en carrera.
¿Por qué? Porque el desgaste muscular es importantísimo para la eficiencia de carrera. Recuerda trabajar la fuerza en el gimnasio y las series en subida y en bajada.
Alimentación: teniendo en cuenta que en dos horas nuestro depósito energético se habrá consumido, es crucial comer y beber en carrera. Recargar nuestras reservas nos permitirá mantener el ritmo de carrera y así, ser eficientes en todo momento. Y recuerda, la alimentación se entrena.
El rendimiento y la eficiencia van de la mano, recuerda trabajar estos aspectos para minimizar al máximo los aspectos que puedan impedirte lograr tus objetivos.